Escuelas «Los Aceitunitos», «La Punta» y «Bella Vista» viven en la desidia

BELLA VISTA

 

Canchas improvisadas, reciben cada mañana a más de 750 niños, uno tras otros se van formando en fila para entonar las notas del Himno Nacional en Wayuunaiki, al terminar, cada alumno corre para llegar primero al salón; no es una competencia, juegan a la suerte de conseguir un pupitre, José González y  Gabriel Fernández ambos de ocho años, cuentan la odisea.

Así comienzan el día de clases, en aulas sin ventanas, con ventiladores a punto de caer, sin pupitres, puertas corroídas por el salitre, pizarras desgastadas, los alumnos de tres escuelas en el municipio Guajira: U.E.N Bolivariana “Los Aceitunitos”, Escuela Bolivariana “La Punta” y La Unidad Bolivariana “Bella Vista”.

En todas se repite la historia, no pasan de 50 años de inauguradas, el deterioro de la infraestructura se avista desde la Troncal del Caribe, una arteria vial que les permite a través de las colectas los recursos necesarios para paliar algunas necesidades de las instituciones.

Liesska Montiel, directora de la Escuela Bolivariana “La Punta”, asegura desde su dirección de paredes sin frisar y sin pisos; que la escuela carece hasta de lo indispensable para funcionar, “los niños están recibiendo clases en salones inadecuados, sin baños y sin pupitres”, destacó que los alumnos tienen que ver sus cuadernos entre el humo que genera la leña, “la cocina se encuentra paralizada desde el 2007, debía terminarse con un convenio entre la Fundación de Edificaciones y Dotaciones Educativas (FEDE) Y la Alcaldía Indígena Bolivariana Guajira”.

La U.E.N “Los Aceitunitos”, tiene otro semblante, pero a unos pasos, constatamos la realidad,  aulas desiertas, con cuatro o cinco pupitres dañados. Yordi Ríos, director del plantel  afirma que su colorida fachada, fue pintada gracias a las verbenas, lamenta que detrás de ese frente bonito, haya infinidad de necesidades.

Norma Moya, directora de “Bella Vista”, afirmó que la inseguridad reina en la escuela, “necesitamos la cerca, es peligroso para los niños que en su mayoría son de cuatro a 12 años, estamos preocupados por el deslizamiento de tierra que ha quebrado la estructura”.

Jeniffer Villalobos

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