Je’pira: El lugar de las almas wayuu

 

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Se ha escrito muchas temáticas acerca del velorio wayuu y de la exhumación de restos wayuu, ésta última suele hacerse en el primer trimestre de cada año, unos que otros escritos se aproximan y describen acerca de la misma. La verdad es que el dolor que se siente por nuestros difuntos es indescriptible, por ese sentimiento profundo y el apego que nos une cada miembro de la familia, amigo, hermanos, madres e hijos. Nacimos para servir, ser útiles para la vida, y estar conscientes de lo que nos espera para el proceso de la vida, y al final nos llega la muerte. Este proceso de transición entendido así por los wayuu, para seguir ese mismo proceso de forma espiritual, para “Je’pira”, nos conlleva a entender la complejidad del nacer, vivir y morir, entendiendo que la muerte va más allá de la vida y existencia misma,  para dar el cumplimiento de los procesos del ciclo irreversible: “El viaje hacia el más allá”, para continuar en otros espacios de vida de forma espiritual en Je’pira, luego proseguir  hasta llegar a otro proceso de los ciclos de vida en apalainshii, es la descripción, que los ancianos wayuu nos revelan acerca de la vida en la posteridad, hasta perder de forma vaporosa la figura humana y espiritual, dando paso a los ciclos de vida de los Antro vaporosos y formar parte del cosmos, para formar parte de ella; fuimos fenómenos naturales, fuimos vegetaciones, fuimos animales, fuimos y somos seres humanos; la muerte es entendido como una transición regresiva para viajar de nuevo a otra forma de vida a través de la vía láctea, hasta el punto de origen en la galaxia: de Piushi,  Araliatu’u,  Weinshi y de Jutatuuy (la gran noche, la claridad, el tiempo y el espacio vacío e infinito), de ellos venimos y hacia ellos volveremos todas las especies de nuevo y formar parte de nuestro origen, descrita por los wayuu en la Amuchi (tinaja de agua), con la figura del espiral, que indica que ahí, están los componentes químicos de la vida, hidrogeno y Oxigeno, el Agua, que es fuente de vida. Ese conjunto de elementos lo resumen los ancestros en la figura del “ESPIRAL”, que indica que el origen de la vida parte de la Galaxia de Espiral, que es donde está la constitución del cosmos, a partir de cuatro elementos: la oscuridad, la claridad, el tiempo y el espacio vacío e infinito, ellos fomentaron la vida en las galaxias.

Del 06 al 08 de Enero del presente año, exhumaron los restos de Ana Josefa Silva Sa’puana (Finada), quien naciera en Sichipes, el 06 de mayo de 1.930 y falleciera el 19 de septiembre de 2002, a la edad de 72 años, en  Maracaibo. Vivió en la comunidad de Kulaatchon junto a su esposo Luis Ángel Fernández Uliana, y que ambos tuvieron 12 hijos,  43 nietos y 29 bisnietos. Velaron sus restos en Kulaatchon, de acuerdo a los usos y costumbres wayuu, fueron tres días de reunión familiar con los restos mortales de la Matrona  Sa´puana, donde todos los miembros de su familia hicieron presencia y la lloraron por última vez, recordando lo que en vida fue y que de algún modo, también fue un acto de despedida para seguir en el camino del “viaje del nunca más volver”, rumbo hacia apalaainshii. Se sacrificaron animales de ekiiraa, para los visitantes, hubo bebidas de chirrinchi (bebida etílica wayuu), se comieron el asado de carneros, chivos, vacas, que se ofrecieron a los visitantes de parte de los dolientes de la finada. Todo explica que el sacrificar animales y beber entre los presentes, se comparte también con los Yoluja (espíritu de los muertos), es para compartir con los ancestros lo que se come y se bebe. El alma de los animales sacrificados, se los llevará la finada, ya que ella necesitará o requerirá de los animales para su sustento y bienestar en el más allá, es decir, seguirá pastoreando sus rebaños en el más allá junto a los ancestros que los espera en Je’pira.

Destacamos en la ocasión la partida a Je’pira de María  Gutiérrez, perteneciente al clan de los  Ja’yaliyuu Mekiijanayuu, quien naciera en Sarütpana alta Guajira en 1.934, y que falleciera el pasado 07 de Enero del presente año, en Maracaibo, a la edad de 83 años. Estuvo casada con Benjamín Castillo del clan Uliana (finado), tuvieron siete (7) hijos, 45 nietos y 30 bisnietos.  En vida fue una persona muy querida, vinculada a todas las familias clániles de la Guajira que le permitió cosechar muy buenas relaciones de amistad con su pueblo wayuu.  A sus funerales asistieron muchas familias que la acompañaron a su sepultura en el cementerio de Guareira, en el Municipio Mara.

Manuel Román Fernández

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