Sailyn Fernández
Ana Karolina Mendoza
Paraguaipoa, Venezuela. La vocación está, la sienten; pero no les alcanza para asegurarle a su familia los tres platos de comida. Al menos dos veces a la semana, tienen que escoger entre ir a trabajar o comprar los alimentos. Por eso, las aulas de clase, en el municipio Guajira, se están quedando sin maestros.
Hasta 240 mil bolívares puede gastar diario un docente en transporte lo que representa el 33.7 por ciento de su salario normal: 593 mil 380 bolívares, según el ajuste salarial que hizo en enero el ministerio de Poder Popular para a Educación. La hiperinflación se les come el sueldo y optan por el contrabando de combustible de Guajira a Maicao, y viceversa, para generar un mayor ingreso económico.
El 60 por ciento de los maestros que laboran en las cuatro parroquias del municipio es foráneo. En enero se ha notado más su ausencia. Tal es el caso de la escuela de Malichen I, donde 106 estudiantes se quedaron sin maestros, luego de que cuatro de ellos renunciaran: no pueden costearse los 40 mil bolívares de los pasajes, ida vuelta, en moto desde la plaza de Paraguaipoa hasta Malichen I.
“Nosotros los profesionales estamos mal con esta situación. El docente gana un sueldo mínimo. Estudiamos esta carrera para mantener nuestra familia, pero en estos momentos no es posible”, expresó José Luego, docente de la escuela de Fe y Alegría.
Alta Guajira, SOS
Un maestro para llegar a Cojoro o a Castilletes puede gastar hasta 240 mil bolívares diario en pasajes de ida y vuelta. Asisten, máximo, dos veces por semana a los planteles. Pero tampoco consigue vehículos que los lleven a las comunidades de la Alta Guajira. “Un docente, a veces, no consigue transporte y tiene que caminar de siete a 10 kilómetros para llegar a su escuela. Eso desanima mucho a los educadores. A, veces, también, no se alimentan bien y no aguantan caminar todo ese trecho”, contó Eligio González, jefe del Circuito de las escuelas de la Alta Guajira.
La falta de políticas públicas para atender la complejidad del costo del pasaje y la falta de transporte escolar, además de otras problemáticas, perjudican la formación escolar en la Guajira. Hay alumnos que han optado por irse a estudiar en los planteles colombianos, donde les ofrecen transporte, comidas y becas; pero la mayoría, como sus maestros, se han dedicado al contrabando.