La polémica estrategia de Postobón en La Guajira

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Entre julio y diciembre de 2017, 3.130 niños recibieron bebidas de la marca Kufu. Sin claridad sobre el cumplimiento de las exigencias de Minsalud, la empresa examinó a algunos menores para evaluar efectos de los productos.

Franklyn Gogriyú es un niño de diez años que vive en el resguardo indígena wayuu de Mayapo, a veinte minutos de Riohacha, en La Guajira. En la segunda semana de diciembre de 2017, Gogriyú salió del comedor de la Institución Etnoeducativa Rural Laachón-Mayapo con una docena de bebidas Kufu que le habían regalado. Mientras La Liga Contra el Silencio lo visitaba, con una sonrisa tímida le dijo a su maestro que las compartiría con los cinco hermanos que lo esperaban en casa. Luego comentó que antes no tomaba “gaseosas”, pero que ahora lo hacía todos los días.

El niño forma parte de un grupo de 3.130 estudiantes de La Guajira que entre el 24 de julio y el 15 de diciembre de 2017 recibieron de lunes a viernes un combo que incluye dos bebidas: una gasificada, con sabor a “mora azul” (fortificada, de acuerdo con el empaque, con vitaminas B5, B6, B9, B12, magnesio y zinc), y otra que contiene avena y mango, empacada en una cajita de cartón, fortificada con vitaminas A, C, E y con adiciones de zinc y selenio, según dice en las etiquetas. Ambos productos, en cuya presentación aparece un oso sonriente y bonachón, están identificados con la marca Kufu.

La repartición de los combos de Kufu es parte de la primera etapa de Postobón que, según la compañía le explicó al Invima durante una visita de inspección en octubre de 2017, tiene por objeto “contribuir a la nutrición de los niños en edad escolar no desnutridos mayores de cinco años, a través de la entrega del producto en conjunto con la alimentación escolar en los centros educativos, como un aporte a la prevención de la deserción escolar”.

Hasta diciembre de 2017, Postobón entregó las bebidas a través de la Fundación para el Desarrollo Panamericano en la Guajira (Fupad), la cual brindó el apoyo técnico para implementar el programa Kufu.

Desde hace siete años, la Asociación Wayuu Araurayú administra la Institución Etnoeducativa Rural Laachón-Mayapo, que tiene veintisiete sedes para atender a la población estudiantil de diferentes comunidades indígenas. La sede principal recibe a 1.200 estudiantes, 200 de los cuales están internados. Las subsedes, distribuidas en los resguardos, acogen a 1.452 estudiantes más. Durante seis meses, los combos llegaron no sólo aquí, sino también a la escuela Divina Pastora, en Riohacha, y al Internado Indígena de Nazareth, en Uribia.

En La Guajira, los indicadores de desnutrición se encuentran por encima del promedio de los demás departamentos del país, de acuerdo con un informe del Banco de la República de abril 2017, el más reciente disponible.

Entregar a una población altamente vulnerable como la de La Guajira productos que no han sido certificados como suplementos nutricionales ni naturales, tal como reconoce Postobón, produce cuestionamientos éticos.

La empresa sostiene en una nota institucional que se trata de “bebidas fortificadas con micronutrientes, diseñadas para acompañar los planes alimenticios de los niños”. En un cuestionario que Postobón le respondió al centro de estudios Dejusticia a finales de 2017, la empresa dice que “Kufu no es un suplemento nutricional, y mucho menos un medicamento”, y añade que “tampoco suple los alimentos necesarios para el desarrollo, pero sí acompaña la alimentación de los niños”. Sin embargo, desde que los primeros informes sobre los combos Kufu salieron a la luz, médicos, expertos y algunos periodistas han expresado críticas sobre los motivos y los efectos del supuesto “acompañamiento alimenticio” que da la bebida.

A la cuestionable repartición de los combos de Kufu se suma algo más. Según diversas fuentes que La Liga Contra el Silencio consultó, entre las cuales se encuentran maestros de la zona, funcionarios del Ministerio de Salud, la rectora de una de las instituciones y funcionarios de la Fupad, algunos niños involucrados en la campaña fueron sometidos a pruebas de laboratorio. En el Ministerio hay alarma, según le contó a La Liga Contra el Silencio un funcionario del despacho familiarizado con el caso, pues Postobón no solicitó la autorización necesaria para una “investigación experimental” con una comunidad.

 

Fuente: https://www.elespectador.com/noticias/nacional/la-polemica-estrategia-de-postobon-en-la-guajira-articulo-739183

 

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