El 9 de Abril se ha convertido en una fecha importante para el fortalecimiento de la dignidad y el reconocimiento de los más de seis millones de víctimas del conflicto armado en Colombia. Donde los Pueblos Indígenas ponemos una cifra considerable, aún en tiempos de Paz.
En el registro del Sistema de Información de DDHH de la Organzación Nacional Indígena de Colombia (Onic), sólo entre Noviembre del 2016 y abril (8) del 2017, llevamos 297 Victimas, sin contar con las que claman por el desastre y omisión administrativa en Putumayo. Por lo que sigue siendo una cifra preocupante, más cuando estamos comprometidos y aportando con acciones afirmativas en los procesos de PAZ en todo el territorio Indígena Colombiano, en 30 de los 32 departamentos del país.
Por ello, y por muchas razones que no se pueden cuantificar, por el temor y control territorial que campea en muchos zonas y regiones por actores ilegales, donde pervivimos los Pueblos Originarios, nos unimos a la conmemoración del Día Nacional de la Memoria y la Solidaridad con las Víctimas, establecido en la Ley 1448, conocida como Ley de Víctimas, para la cual fuimos como actores políticos uno de los sectores que le aportó a esta.
Ni un minuto de Silencio para Olvidar, con los bastones en alto por la Paz, es el grito al unísono que debemos dar, ya que víctimas son víctimas vengan del actor que venga. Las demandas de justicia, verdad y reparación se unen a las de paz, mientras el Gobierno y las FARC siguen en su apuesta de implementación del Acuerdo Final, y con el ELN se avizora nubarrones de Paz, para poner fin a un conflicto armado que lleva más de 55 años activo y no cesa.
Si duda el 9 de abril marca un pico de la trágica historia del país y hace parte de la memoria colectiva de la indignación por el desconocimiento y falta de celeridad cómplice en los procesos de esclarecimiento y justicia. Por ello, unámonos para dar cuenta que muchas voces siguen clamando debajo de muchas piedras, cemento y arena Verdad, Justicia y Garantías de No repetición.
