Manaure, Colombia. Las mujeres wayuu, históricamente, son quienes caminan kilómetros-horas para buscar el agua en pozos y jagüeyes con la que se cocinarán, lavarán sus ropas y asearán sus viviendas y a sus hijos. Las wayuu que viven en las rancherías Casa azul, La Tuna, Arroyo Limón Atapuy, Santa Rosa, entre otras de la Alta Guajira, ya no padecerán del sol ni penurias, andando ocho kilómetros diarios. El ministerio de Vivienda construyó la primera planta de potabilización de agua como arranque del proyecto Agua Azul y activó la primera de seis pilas públicas.
«Casa Azul es un sistema de pilas públicas que aprovecha los acuíferos Funciona a partir de un pozo con planta de potabilización de agua. Mediante carros-tanques, se surtirán estas pilas y las familias podrán acceder al agua potable”, explicó José Luis Acero, viceministro de Agua; mientras presentaba la razón del proyecto a Marta Lucía Ramírez, vicepresidenta de Colombia; a Jonathan Malagón, ministro de Vivienda; representantes de Aguas Nacionales de EPM, operadora de Casa Azul; y comunidades en general. «Casa Azul tendrá incidencia importante en el desarrollo de la calidad de vida de las familias; pero sobre todo, en la salud de las mujeres wayuu. Ahora caminarán solo dos kilómetros para acceder al líquido ya apto para su consumo», resaltó, antes de que Ramírez, activara la planta de la planta.
Malagón aseguró que «Casa Azul ambiciona que en cuatro años podamos cambiar la cobertura de agua del Departamento. Este es un proyecto que llegará a más de 120 pilas en 19 módulos y cubrirá la necesidad de agua de 12 mil personas que viven en la Alta Guajira».
La sostenibilidad de Casa Azul
Dos elementos son fundamentales para la sostenibilidad y permanencia en el tiempo de Casa Azul: el mantenimiento y la apropiación de las comunidades. Para esto, se les garantizará capacitación y adiestramiento a las familias. «Cerca del 40 por ciento de los recursos se destinarán a capacitaciones y gestión social. Cerca de seis mil millones de pesos se invierten en cada módulo de pilas públicas», precisó Acero.
Mil 474 familias –siete mil 370- personas- serán las beneficiadas en 86 rancherías; también 17 instituciones etnoeducativas en la que laboran 350 maestros.
Ana Epinayú es una de las beneficiadas y agradeció poder contar con agua potable. Desde los ocho años viajaba cada dos días para buscar agua. Sus hijos habían padecido enfermedades en la piel y estomacales por el consumo de agua salobre y de pozo.
Para la ejecución del proyecto, se implementó un mecanismo de participación y decisión con 31 autoridades tradicionales y para el desarrollo se conformó la organización comunitaria Painrajirawa Assa WIN–en wayuunaiki, Todos Unidos por el Agua-. Carmen Barliza, como autoridad tradicional de Las Tunas, trabajó por la concreción de Casa Azul, al igual que Hilduara Barliza, promovió la Mea de Concertación Wayuu con el viceministerio de Agua.
