Comprar una mochila

Mochilas

Por Weildler Guerra Curvelo

Al caminar en una ciudad del extranjero, una súbita combinación de colores o la identificación inesperada de un grafismo familiar nos despierta y podemos observar entonces entre la multitud a una joven que porta una mochila indígena que nos es emocional y conceptualmente cercana. Actualmente, muchas personas en distintos lugares del mundo compran elementos artesanales indígenas debido a su valor estético, su carácter utilitario o, simplemente, porque están de moda. La mochila les habla desde su elaboración técnica y contenido simbólico, pero no pueden escucharla porque sencillamente su mensaje les es ininteligible. Al adquirirla se han sentido impulsadas por una experiencia táctil o una intuición visual, y al colgarla de sus hombros ignoran que portan grafismos que se refieren al pensamiento de la mujer, la constelación de las Pléyades o a la forma romboide que tiene la vulva de la burra.

Conocer el sentido que tienen los grafismos amerindios es acercarse a auténticos códigos visuales estructurados e inteligibles para los miembros de los grupos humanos en los que estos se conciben. Los grafismos no solo están presentes en el tejido sino en la cestería, la cerámica, los artefactos de madera, las rocas y la piel de animales y humanos. Las pinturas corporales y los tatuajes nos muestran al cuerpo humano como una matriz de símbolos y un objeto de pensamiento en sí mismo. Más allá del carácter meramente utilitario que se le suele otorgar a estas expresiones estéticas indígenas, constreñidas a la noción menor de artesanías, ellas tratan de comunicar una percepción del mundo y reflejan las singularidades culturales y las trayectorias históricas de las sociedades de donde provienen. Los grafismos, según las palabras de  Levi Strauss, hacen visible lo latente, lo que está disperso y subyacente de las experiencias humanas de la vida cotidiana y la reflexión de los individuos acerca de ello.

Una persona que no sabe leer y escribir, en los términos de los alfabetos occidentales, puede adquirir una enciclopedia británica atraída solo por la impresión sensorial que le generan sus láminas. Sin embargo, los elementos no pueden ser cabalmente entendidos y valorados sino se comprende antes el conjunto al que pertenecen. Actualmente, muchas comunidades indígenas colombianas presentan índices de analfabetismo alarmantes, a la vez que conservan profundos conocimientos acerca de sus grafismos como parte de complejos y poco estudiados sistemas de comunicación. Si partimos de criterios horizontales y respetuosos, deberíamos hablar entonces  de procesos de bialfabetización que permitan la mutua educación de la población indígena y la no indígena en los conjuntos de grafismos del otro.

Al comprar una mochila recuerde que estas no son simples artefactos materiales o meros aditamentos del vestuario. Como lo ha dicho la antropóloga brasilera Lux Vidal, los códigos visuales que ellas contienen representan particulares propuestas de ordenación del cosmos y contienen las preocupaciones filosóficas de sociedades amerindias acerca de la propia humanidad y sus fronteras, con respecto a otros seres vivientes y su articulación con otros dominios que componen su universo.

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