El cuerpo de Jayariyú Farías Montiel dejó de respirar oxígeno ayer, 21 de septiembre; pero su alma y su espíritu volaron a Jepirra para encontrarse con sus ancestros wayuu. Otro respiro, otra vida o lo que ella llamaría «trascendencia».
Jayariyú sigue trascendiendo.
Y sus proyectos WAYUUNAIKI, el periódico de los pueblos indígenas, y Posada Palawaipo’u continúan el propósito con el que ella los edificó: transformando realidades desde el amor y el servicio social. Su gran familia –consanguínea y escogida- será garante de su legado humanístico y cultural.
Jayariyú vuela sobre el mar, pero una parte de ella sigue amarrada a la Madre Tierra por la trascendencia de sus visiones.