El mineral es vendido a un precio menor del trabajo que su producción requiere. De manera informal las familias paraujanas se dedican a la venta de sal. El proyecto de la planta de tecnificación de la salina solo abarcaría 800 hectáreas.
Antes que se asome el sol las palas comienzan a romper los cúmulos de sal, la alfombra blanca, cuales pisos de palacio, se extiende a lo largo de mil 500 hectáreas. La tradición familiar y las muchas generaciones de paraujanos ha convertido el oficio en un sustento de vida; los reyes del saladar.
El negocio es simple, las familias demarcan un pedazo de tierra con troncos, aproximadamente de 100 pies de largo por lo mismo de ancho, allí niños, adultos y ancianos amontonan la sal para que destile la humedad. La producción de la salina ha ido en aumento desde 2010, sin embargo no se tiene registro de extracción, en la carretera aledaña a la mina simplemente se ven costales de 50 kilos por 500 bolívares.
Curiosamente en el pasado el comercio formal de la sal obtuvo grandes logros que beneficiaron a la comunidad. A través de un impuesto que se le pagaba a la municipalidad se consagraron fondos para la construcción de la carretera de Caimare Chico y el hotel del balneario, la Plaza Bolívar y el Complejo de Sinamaica.
José Rafael Gonzáles, técnico en administración y productor, ha trabajado la sal por más de 10 años, aseguró que la salina produce mucho pero no tienen control, “antes las salinas generaban un presupuesto para el municipio, ahora no sólo venden las familias que la recogen. La ofrecen por debajo de lo que vale el trabajo de su recolección”.
Hay quienes dicen que la sal puede lograr erradicar la venta ilícita de gasolina, pero la contaminación que esta puede provocar por la cercanía que mantienen es aún mayor. Las enramadas improvisadas dan la bienvenida a los carros que trasportan el combustible, de un lado, tumulto de arena que esconden la gasolina y del otro, sacos con sal que se preparan para la venta.
Lamentablemente el oro blanco solo puede ser utilizado para la ganadería, el consumo en humanos no es conveniente porque contiene 99 por ciento de cloruro de sodio, sin embargo las personas que extraen la sal la utilizan en la cocina, es necesaria una plata cristalizadora que permita procesar la sal, esto significaría una garantía del mercado.
Jeniffer Villalobos
