Niños wayuu venezolanos ahora alimentan a sus familias

Niña indígena_Humberto Matheus

Miguel González, un niño indígena de 10 años, camina descalzo por los pasillos repletos del mercado popular de Maracaibo, en el noroeste de Venezuela. Lleva una pequeña bolsa de plástico con un poco de pellejo de carne, mientras el olor nauseabundo de pescados, carnes y quesos al aire libre llena el ambiente bajo el oxidado techo metálico de la instalación.

“Por favor, regáleme unos huesos”, le pide con las dos manos extendidas a una mujer que vende carne, quien se niega a darle las sobras y le ordena irse del lugar.

El hambre es la que hace que Miguel vaya todos los días al mercado a pedir comida o dinero para llevar a su casa en Carrasquero, una localidad pobre en el distrito indígena wayuu cerca de la frontera con Colombia.

“Pido y pido hasta que alguien me da algo para por lo menos hacer una sopa. En casa no tenemos nada de comer”, le dice el niño a este reportero. Sus ropas están rasgadas y tiene el rostro, los pies y el cabello sucios.

 

Por Gustavo Ocando Alex, para Miami Herald: http://www.elnuevoherald.com/noticias/mundo/america-latina/venezuela-es/article204904249.html.

Foto: Humberto Matheus.

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