Las trochas oscuras de los tepichi

: a los niños wayuu les lanzan dinero de los vehículos para que bajen el mecate en las trochas improvisadas. (Foto: Nil Petit).

El 18 de marzo es el Día Nacional del Niño Indígena y los wayuu, quizás, lo celebrarán trabajando

: a los niños wayuu les lanzan dinero de los vehículos para que bajen el mecate en las trochas improvisadas. (Foto: Nil Petit).

: a los niños wayuu les lanzan dinero de los vehículos para que bajen el mecate en las trochas improvisadas. (Foto: Nil Petit).

Namuliainjatu naa tepichikana

Como «mecateros», los pequeños que viven en Guarero pueden ganarse diario entre tres mil y cuatro mil bolívares. Asisten a la escuela dos veces a la semana

 

Ana Karolina Mendoza

 

—¿Ustedes viven aquí?—les pregunta una matrona wayuu.

—Sí—responde el más alto de los tres niños.

—¿Esos mecates son para qué, sobrino?

—Pa’ rebuscános, tía.

 

Entre Guarero y Paraguachón (frontera norte colombo-venezolana) hay nueve kilómetros y medio, trillas; casas con techo de palma y uno que otro rancho; uniformados de verde, contrabandistas wayuu y alijunas; trochas. Y en las trochas hay alcabalas improvisadas con mecates extendidos de extremo a extremo. Ahí está José* con sus dos hermanitos.

En Guarero, José, de 12 años, está sentado en la orilla del paso polvoriento. Parece distraído al no participar en la conversa que mantienen sus acompañantes. Él está atento a cualquier sonido.

Se levanta corriendo, porque sabe que viene un vehículo y agarra el extremo del mecate. Esa es la seña es para el conductor de la «chirrinchera», quien lanza dos billetes de cincuenta bolívares. Uno de sus hermanos corre a buscarlos, mientras el baja de nuevo el mecate. Y la «chirrinchera» sigue su rumbo. Los tres brincan y celebran «la platica».

Es miércoles, a las 12.00 del mediodía. José debería estar saliendo de la escuela pública donde estudia cuarto grado.  Pero no.

 

—¿Estudias?

—Claro, mi tía, pero hoy no fui, porque no teníamos pa’ comer en la casa.

 

José asiste a clases solo los martes y los jueves, porque son los días entre semana, según él, menos productivos. Forma parte del 64 por ciento de los niños que se ausentan o abandonan las aulas por falta de recursos, según un estudio que realizó el Sindicato Unitario del Magisterio del estado Zulia (Suma-Zulia).

 

—¿Y tus papás?

—Mi papá se murió y mi mamá está en Caracas, trabajando.

—¿Y quién los cuida?

—Mi tía.

 

Se turna con sus hermanos para ir a almorzar y para buscar el agua que les hidrata. Debajo de un cují y a 42 grados centígrados de sensación térmica se «rebusca» el adolescente delgado, mestizo que no alcanza un metro 20 de estatura.

José puede reunir entre tres mil y cuatro mil bolívares los días que trabaja de ocho de la mañana a  cinco de la tarde, cual horario de oficina.

 

—Ahorita nos vamos pa’ la casa de mi tía con la platica pa’ la comida. Ella compra en el abasto y nos hace de comer.

 

Se avecina otro vehículo. El sonido se lo indica a José. Esta vez no es una «chirrinchera» ni un 350; es un machito de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).

Los tres niños corren para que los guardias no les quiten «la platica». De lo que produzcan esa semana, ahorran algo para comprarse chucherías. El sábado 18 de marzo es el Día Nacional del Niño Indígena y ellos lo celebrarán con esas golosinas. O subiendo y bajando el mecate, quizás.

 

AGREGADO

Los niños wayuu

El repunte de niños trabajadores indígenas se disparó a finales de agosto de 2015, cuando Nicolás Maduro, presidente de la República, declaró el cierre de la frontera, aseguró una docente del colegio Fe y Alegría Paraguaipoa, quien pidió no publicar su identidad por temor a agresiones. «Son los niños y adolescentes varones los que trabajan como ’mecateros’ y en el ‘bachaqueo’ de gasolina».

 

 

 

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