Paredes agrietadas, puertas destrozadas, techos caídos, pupitres despegados y pisos totalmente desgastados, así se encuentra la escuela de Mariché I, donde estudian setenta niños wayuu e imparten clases cuatro docentes. La escuela fue fundada en el año 1970 para beneficiar a la población estudiantil cercana a esta zona de Paraguaipoa del Municipio Guajira del Estado Zulia.
Los vecinos de Mariché I están preocupados por la situación de cómo se encuentra el estado físico de la escuela, Luis Fuenmayor, habitante de la comunidad, afirmó que “esto se ha convertido en un criadero de las palomas y esto afecta la salud de los estudiantes”.
por su parte María Inés Fernández Epieyuu , exmaestra y vecina del plantel, relató que la escuela “nunca ha recibido un beneficio por parte del gobierno, solo prometen y no cumplen con su palabra, antes pintábamos la escuela entre nosotros mismos”.
Julieth Reverol Uriana, estudiante del tercer grado sueña con algún día pedirle al alcalde Hebert Chacón, que le construya una mejor escuela, que tenga un parque para jugar con sus compañeros. Los niños quieren un ambiente saludable para seguir forjando su futuro pero, diariamente se encuentran con una escuela abandonada de donde se han retirado veinte estudiantes.
Padres y representantes se niegan a enviar a sus hijos por temor al peligro que representa las malas infraestructuras. La comunidad exige una pronta solución ya que es un derecho de los niños formarse con una buena educación contando con las mejores condiciones y de una buena alimentación para tener un mejor futuro y puedan generar beneficios a su territorio.
