La esterilización forzada a mujeres indígenas canadienses: un asunto muy reciente

Esterilización indígenas canadienses

 

Las esterilizaciones forzadas a mujeres indígenas en Canadá cesaron oficialmente en los años setenta, sin embargo, investigaciones y testimonios indican que estos procedimientos se siguieron practicando décadas después y se teme que todavía se den casos. La senadora Yvonne Boyer ha pedido a sus pares legislativos que se lleve a cabo un estudio para conocer el alcance real de esta práctica a nivel nacional. “Me han contactado muchas mujeres de todo el país pidiendo ayuda”, declaró el pasado 11 de noviembre a The Canadian Press. Boyer mencionó la tragedia de Liz, obligada a abortar y a someterse a una ligadura de trompas en un hospital de Ontario a los 17 años.

En el terreno legal, solo dos provincias canadienses permitieron esta práctica, que se cebó especialmente con las mujeres de los grupos autóctonos. La ley en Alberta estuvo vigente de 1929 a 1972 y la de Columbia Británica de 1933 a 1973, con 2.800 y 400 esterilizaciones respectivamente. No obstante, existen registros de esos años sobre este procedimiento en otras provincias y territorios.

La creencia extendida es que estas esterilizaciones habían acabado en los setenta, hasta que el diario StarPhoenix y la cadena CBC presentaron una serie de reportajes en 2015 con testimonios de algunas mujeres sometidas a este método, entre 2008 y 2012, en hospitales de Saskatoon (provincia de Saskatchewan). A raíz de los señalamientos mediáticos, las autoridades sanitarias de esa ciudad encargaron una investigación independiente a dos expertas de ascendencia indígena: Judith Bartlett, profesora de medicina en la Universidad de Manitoba, e Yvonne Boyer, abogada especializada en derechos humanos.

Las esterilizaciones forzadas a mujeres indígenas en Canadá cesaron oficialmente en los años setenta, sin embargo, investigaciones y testimonios indican que estos procedimientos se siguieron practicando décadas después y se teme que todavía se den casos. La senadora Yvonne Boyer ha pedido a sus pares legislativos que se lleve a cabo un estudio para conocer el alcance real de esta práctica a nivel nacional. “Me han contactado muchas mujeres de todo el país pidiendo ayuda”, declaró el pasado 11 de noviembre a The Canadian Press. Boyer mencionó la tragedia de Liz, obligada a abortar y a someterse a una ligadura de trompas en un hospital de Ontario a los 17 años.

En el terreno legal, solo dos provincias canadienses permitieron esta práctica, que se cebó especialmente con las mujeres de los grupos autóctonos. La ley en Alberta estuvo vigente de 1929 a 1972 y la de Columbia Británica de 1933 a 1973, con 2.800 y 400 esterilizaciones respectivamente. No obstante, existen registros de esos años sobre este procedimiento en otras provincias y territorios.

La creencia extendida es que estas esterilizaciones habían acabado en los setenta, hasta que el diario StarPhoenix y la cadena CBC presentaron una serie de reportajes en 2015 con testimonios de algunas mujeres sometidas a este método, entre 2008 y 2012, en hospitales de Saskatoon (provincia de Saskatchewan). A raíz de los señalamientos mediáticos, las autoridades sanitarias de esa ciudad encargaron una investigación independiente a dos expertas de ascendencia indígena: Judith Bartlett, profesora de medicina en la Universidad de Manitoba, e Yvonne Boyer, abogada especializada en derechos humanos.

 

Fuente: https://elpais.com/sociedad/2018/11/19/actualidad/1542617481_896389.html.

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