Intercambio de Saberes en los Pueblos Indígenas

Mi experiencia en la formación de Agentes de Salud Yanomamis

¿Cómo enseñar salud poniéndonos en el lugar del «otro»?, ¿Cómo aprender salud sin imponer ni colonizar?, ¿Cómo enseñar y aprender del otro?

Entre tantas barreras que existen para el acceso a la salud de algunos grupos étnicos están las culturales y las lingüísticas, aparte de las geográficas. El pueblo Yanomami venezolano representa uno de los grupos étnicos más vulnerables y con menos penetración cultural del país. Un alto porcentaje no habla el español como lengua dominante. No es bilingüe. Su hábitat se encuentra en la selva amazónica.

Pero tiene problemas de salud importantes que el Estado debe atender. Para ese entonces la red de atención del sistema público de salud sólo atendía al 30 % de la población.

Una estrategia conocida y utilizada es empoderar las poblaciones en el saber médico. Pero más revolucionario es transversalizarlo con enfoque intercultural, con el saber ancestral de los pueblos, sin ser dominante.

En mi paso por la Dirección Nacional de Salud Indígena del Ministerio del Poder Popular para la Salud, nos propusimos como meta formar en agentes de salud a un colectivo de hombres yanomamis y una mujer. Revisamos todas las variables antropológicas a intervenir en este proceso educativo como el enfoque de género, idioma y estructura política ancestral. Consultamos a sus autoridades y concertamos los candidatos y logramos la inclusión de una mujer para el tema de salud sexual y reproductiva, teniendo en cuenta la estructura patriarcal de este pueblo.

Se escogió un grupo de enfermería, ya formado, de este pueblo, para que participara en el programa. Este grupo de estudiantes escogidos fue cedulado, cosa a la que nunca pudieron optar como derecho ciudadano.

El programa de formación fue revisado por un grupo interdisciplinario integrado por un auxiliar de medicina simplificada Yanomami, una médica epidemióloga, dos antropólogos, una enfermera criolla que hablaba el idioma yanomami y tuvimos el apoyo de yanomamis brasileños; entre ellos, un líder como David Kopenawe. Ya ellos manejaban unas cartillas bilingües para alfabetización.

Las clases se iniciaron y el programa se llevó a cabo en un año, lleno de gratas experiencias, donde hubo una gran transferencia de conocimientos de manera bidireccional, para ambos componentes de este proceso. En este mismo andar se insertaron al Estado Nación, conociendo su estructura, su lugar en el sistema de salud y se empoderaron de sus derechos y deberes.

Se formaron 18 agentes comunitarios yanomamis de atención primaria en salud. Fue una educación bilingüe, con intercambios con otros pueblos como los Piaroas, por ejemplo, en el tema de los cultivos.

Se trabajaron los otros componentes de otros pueblos indígenas del Amazonas. Nosotros les enseñamos el cuidado de la salud, vacunación, control de embarazo, atención en malaria, parasitosis; y ellos nos enseñaron a caminar en la selva, cómo ellos construyen el conocimiento, cómo atienden la salud, la atención del parto, exclusivamente por las mujeres, todos los shaporis (médicos tradicionales) son hombres y cómo es su estructura tradicional política.

Todo un cúmulo de saberes sumamente valiosos que compartieron y que sumamos y sistematizamos en el programa, y que han servido para preservarlo de esta crisis civilizatoria de la minería y de la apropiación de la biodiversidad.

Ellos, posteriormente, se incorporaron en la atención en salud en sus diferentes comunidades. Ya han pasado quince años de esa hermosa experiencia y algunos de esos jóvenes que, anteriormente estaban en sus diferentes shaponos (vivienda colectiva tradicional), se encuentran hoy día en los diferentes ambulatorios de la red pública nacional de salud, y uno comenzó a estudiar medicina.

Ellos han seguido capacitando, en base a este programa, otras generaciones de agentes de salud. Estos pioneros son ahora los docentes.
En esta misma crisis, ellos han tenido que enfrentarse a enfermedades no propias y con las cuales no tienen formas de curar desde sus saberes, tales como HIV SIDA, malaria, entre otras.

Como reflexión final, sigue habiendo una deuda en garantizar el derecho a la salud a nuestros pueblos y comunidades indígenas, especialmente aquellas en territorios de difícil acceso, y seguir nosotros aprendiendo de ellos, en ese compartir intercultural.

Noly Fernández Hernández

Clan Epiayuu

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