Pa’aünaa, la verdad sobre la dote

Por Katryn Romero

A propósito del tema que ha circulado esta semana, en redes quiero expresar lo siguiente: una de las grandes costumbres y pilar fundamental de la cultura wayuu es el respeto y el valor de la palabra, por lo tanto el indígena wayuu manda la palabra mal llamado cobro.

Desde mi punto de vista como mujer indígena wayuu cien por ciento, la dote, en nuestro idioma llamado PA’AÜNAA es un proceso de conciliación para legalizar la unión de un hombre y una mujer en el cual deben estar presentes los mayores de cada familia con el propósito de conocerse e integrarse para así formar otra línea familiar que llamamos «RULAA». Esto garantiza el respeto la comunicación pasiva la solidaridad y apoyo para cuando se presenten problemas o dificultades tanto por parte de la mujer como del hombre.

En tiempos anteriores cuando nuestra cultura era netamente auténtica lejos de la occidentalización interculturalidad en la que estamos inmersos. Hoy en día, la dote o Pa’aünaa era vista como un proceso llevado a cabo para la formación de una nueva familia basado en basado en tres etapas:

La primera donde el palabrero de la familia de la MAJAYÜLÜ se reúne con la familia del hombre, en este caso el pretendiente, para hablar y preguntar sobre las intenciones y pretensiones que tiene para con su pretendida éste debe convencer a la familia a la vez que consigue el consentimiento de la misma para llegar a un acuerdo dando como primera parte de dote un reconocimiento y agradecimiento para la mamá de la mujer llamado JIKUIIN JII siendo esto materializado en cierta cantidad de chivos de acuerdo a la consideración (JÜPÜLAIN), a quién sería su nueva familia (Jurulain) de esta manera el hombre logra su entrada a la familia de la mujer.

De la misma manera este proceso entra en una segunda etapa donde una vez más el Pütchipu o palabrero es quién sella esta entrega de la dote o Pa’aünaa acordados entre sí en una cantidad de animales (chivos reses incluso caballos) y collares, para ser entregadas en un lapso de tiempo determinado por la familia del hombre.

Esto deberá ser recogido entre familiares y amigos es el llamado OUNUWAWA esta parte le corresponde a los tíos Quienes se encargarán de compartirlo con quienes presencien la entrega ya que más adelante tendrán que corresponderle con el mismo gesto de manera mutua en cualquier situación no solamente en la entrega por una mujer.

Siguiendo este relato la tercera y última etapa es llamada EISALIA, acto en el cual la mujer es entregada al hombre con todos sus pertenencias tales como animales obsequiados por los tíos para comprometer al hombre con el bienestar de su nueva familia a la vez que la madre de la mujer deberá hacer entrega de los utensilios de cocina y demás elementos de la casa como los chinchorros que hizo la MAJAYÜLÜ durante su encierro esto con el propósito de comprometer a la mujer en su nueva vida, para mayor satisfacción ambas familias comparten entre sí comidas y bebidas(ishiruuna), cabe Resaltar que toda esta entrega va sujeta a un compromiso de fidelidad en caso de que una mujer le falte a su esposo con una infidelidad deberá devolver total o parcial la dote entregada, por tal razón la mujer debe ser Integra; ser el pilar de su familia, orgullo de su hombre, compañera fiel, ejemplo y sabia para encaminar por el camino del bien a sus hijos. Este es el verdadero propósito de la dote o Pa’aünaa.

En nuestra realidad actual todo ha ido evolucionando incluso nuestra cultura, tristemente debemos reconocer que hay indígenas wayuu que denigran y enlodan nuestras costumbres, han matado la sabiduría ancestral que nuestros abuelos nos han heredado e irónicamente se enceguecen con un poco de dinero sin pensar que con ese comportamiento nos denigran como mujer abuela esposa madre hija o sobrina ya no se piensa en el bienestar de una nueva familia, en muchos casos, no digo Todos, los tíos ya no reconocen su papel dentro de esta sociedad y la importancia de la misma; muchas madres ya no educan con valores a sus hijos Se está perdiendo el respeto hacia nosotros mismos como cultura.

Hoy por hoy nos toca amoldarnos a un mundo que nos obliga a callar o a gritar somos mujeres, somos vida, somos cultura. La mujer merece respeto sea cual sea su identidad cultural ante la sociedad.

Fotografía: Cortesía Day GB.

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