Buen viaje, Román

Nos duele la carne. Manuel Román Fernández Silva Ja’yaliyuu inició, esta madrugada, su camino al Je’pirra que tanto indagó, del que tanto escribió y al que tanto respetó.

Manuel Román Fernández Silva Ja’yaliyuu es, en presente, una de las bases profundas de WAYUUNAIKI, el periódico de los pueblos indígenas. Su cofundador, investigador, asesor, traductor, maestro de tantos jóvenes que pasaron por la redacción de esta casa editorial. Un doliente.

Eso: doliente de la lengua materna, de la espiritualidad ancestral, de la comunicación propia, de la educación intercultural bilingüe o etnoeducación, de la cultura wayuu en todas sus dimensiones.

Caminante apasionado, de Sur a Norte, en la Gran Nación Wayuu, como él mismo nombraba el territorio ancestral.

Con la ausencia física de Manuel Román Fernández Silva Ja’yaliyuu también queda un vacío cultural, educativo, espiritual en el pueblo wayuu. Y, un futuro un tanto más incierto para las nuevas generaciones que nacen con clan; pero, con inconsistencias en lo que es ser wayuu más allá del vientre materno.

Román, como le llamamos sus afectos, dejó de respirar, porque sus pulmones ya estaban saturados y el oxígeno artificial no fue suficiente para su cuerpo. El diagnóstico: COVID-19.

Que la muerte física de este hombre sabio, ejemplar, leal, honesto, íntegro no se convierta en una estadística más en las instituciones de salud o una memoria documental en lo académico y cultural. Es una alerta para las ONG de DDHH venezolanas y colombianas. Los indígenas wayuu y los mayores merecen acceso a salud, a calidad de vida y a tantos derechos y oportunidades.

Buen viaje, Román. Nosotros seguimos caminando.

Aish pía tapüla, tawalachon. Y, discúlpanos si no es correcta la traducción. Aprendimos mucho de vos.

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