El movimiento de wayuu hacia Venezuela en tiempo de bonanza

Sailyn Fernández / @sailychon

 Paraguaipoa, Venezuela. La población wayuu es una de las etnias más numerosas en Latinoamérica y su territorio se encuentra compartido entre Colombia y Venezuela. Geográficamente posee una ubicación estratégica, por lo cual, en los últimos tiempos, ha sido acechado por intereses económicos particulares. Esto se potenció, luego de que el Estado venezolano emitiera políticas públicas para los pueblos indígenas.

Cientos de indígenas y wayuu recorrían las calles de las grandes ciudades sin tener documento de identidad. Entonces, los gobernantes abrieron un espacio en su agenda, a finales de 1999, para la cedulación de los indígenas y que pudieran participar en los comicios electorales.

“En el gobierno de Hugo Chávez Frías se abrió facilidad de obtener la partida de nacimiento para los adultos wayuu y, posteriormente, su cedulación; sin embargo, en los registros de documentación actuales no aparecen, recalca Isidro Uriana, wayuu que se alfabetizó en un programa de educación para adultos.

Una cédula con rostro indígena, una oportunidad para crecer intelectualmente, una movilidad segura entre ambas naciones permitió que muchos wayuu que venían de distintas comunidades del territorio de la Gran Nación Wayuu lograran beneficios socioeconómico y participación política en Venezuela.

Dinámica económica

No es ajena la movilización de camiones, llamados “guajireros”, que cada semana viajaban y se podían contabilizar entre 30 a 40 camiones. Muchos de ellos fueron censados en cooperativas lo que les permitió obtener un permiso para pasar por las distintas alcabalas a lo largo de la Troncal del Caribe hacia la Alta Guajira de manera confiable, transportando alimentos, combustible, cilindros de gas y otros bienes y servicios que permitían que el 70 por ciento de la población de la Alta Guajira gozara de estos beneficios con una sola moneda en movimiento: el bolívar.

“Ciertos beneficios que brindaba el Estado venezolano hizo que, por años, la ruta comercial para nosotros terminara en Maracaibo. Hasta que, un día, nos agruparon para conformar cooperativas para cargar de gasolina nuestros carros”, recuerda Ignacio, quien trabajó como chofer de unas de la rutas por 20 años. Esta actividad fue la que mayor movilidad y ganancias tenía para los wayuu.

Empezó a poblarse la Baja Guajira en el municipio Guajira. El Gobierno nacional comenzó a entregar créditos y financiamientos a cooperativas y a huertos familiares para la cría de pollo, porcinos, caprino y para el mejoramiento genético vacuno. Estos beneficios se dieron en dinero en efectivo o en cobros en bancos del Estado. Pero, la fuerte sequía causó enfermedades en los animales. Esto hizo que el wayuu generara otras dinámicas de trabajo, aprovechando los financiamientos. Entonces, se potenció el comercio entre Maicao y Maracaibo.

La realidad y las condiciones de Venezuela ha hecho que los hermanos wayuu busquen sus tierras y los espacios que habían dejado hace años, pero las condiciones son otras: hay dos estados que siguen dividiendo las prácticas y la vivencia del wayuu. Este pueblo sostuvo una tenaz resistencia en medio de la aridez y el aislamiento del territorio que los ayudó a permanecer libres y auténticos hasta la actualidad.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

scroll to top